[Ilustración de Alejandro J. Ríos]
Si alguna vez te has preguntado por qué hay cosas que de pronto se te olvidan, o que simplemente se te ‘borraron’ de la mente, la ciencia puede responderte.
“Ningún hombre tiene la suficiente buena memoria para ser un gran mentiroso”, dice una frase célebre de Abraham Lincoln. No estaba tan equivocado: aunque los seres humanos tienen la capacidad de almacenar recuerdos y conocimientos de forma ilimitada, no siempre lo logran.
“La memoria está relacionada con las emociones y sentimientos: solemos recordar, y hasta con lujo de detalles, todo aquello que nos resulta importante o muy impactante, como nuestro primer beso o un accidente… lo que nos pudiera parecer irrelevante simplemente lo desechamos”, explica el doctor Alfredo Meneses, profesor e investigador titular del departamento de Farmacobiología del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav).
También está relacionada con los sentidos, ¿quién no tiene recuerdos agradables con una canción? La ciencia las llama reminiscencias o evocaciones: recuerdos que “despiertan” con algún olor, sabor, sonido o imagen.
Pero también hay factores que le hacen “interferencia”, como el estrés, la depresión y enfermedades como la diabetes, hipertensión, esquizofrenia, síndrome de Down o Alzheimer. Y sí, también el consumo de drogas.
¿La vejez influye? Sin duda, pero si se envejece con calidad, la memoria también conserva su calidad; por el contrario, si la salud no se cuida, aun cuando se tengan 30 años o menos, se puede afectar. “Y desgraciadamente, una vez deteriorada ya no puede revertirse”, dice Meneses.
PERO, ¿QUÉ ES LA MEMORIA?
Es una de las muchas funciones que tiene el cerebro y como define el doctor Federico Bermúdez, investigador del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, está muy ligada al aprendizaje. “Justo ese proceso con el que podemos recuperar la información que aprendemos es lo que llamamos memoria”.
Dicho de otra manera, en palabras de Meneses: “Es la información que guardamos y recuperamos como recuerdos; y el aprendizaje es el proceso por el que adquirimos nuestros recuerdos o memoria”.
Pero no es tan sencillo. Para entender su funcionamiento se ha requerido de la psicología, la biología, la genética y la neurología, ¡y aún hay mucho que todavía no se sabe de la memoria!
“La ciencia ha logrado detectar que en el hipocampo (la parte central del cerebro que tiene forma de caballo) es en donde se forman las funciones relacionadas a la memoria; y en donde ‘se guardan’ los recuerdos y la información es en la neocorteza cerebral (lo que sería la capa de la ‘nuez’ que cubre al cerebro)”, dice el experto del Cinvestav. Si alguien sufriera una lesión física en estas partes, seguramente vería afectados la formación de nuevos recuerdos o los más antiguos.
DE ENTRE LOS GRANDES MITOS
- Sí hay personas que nacen con mejor memoria que otras por una predisposición genética. La buena noticia es que todos pueden desarrollarla y mejorarla.
- No se puede recordar el momento del nacimiento porque las áreas relacionadas con la memoria están poco desarrolladas durante los primeros cinco años de vida.
- No es posible que una persona pierda por completo toda su memoria. Lo que sí puede perderse es la capacidad de recuperar algunos recuerdos o conocimientos.
CÓMO CUIDARLA
- El ejercicio físico resulta fundamental: si se ejercita el cuerpo, se ejercita la mente, y por tanto, la memoria.
- A la memoria le gustan los desafíos: rompecabezas, sudoku,
- La repetición es el mejor sistema: datos, cifras, nombres, lugares… Pero debe ser con sentido: algo que le resulte útil, de lo contrario sólo se recordarán en el corto plazo y después se olvidarán.
- Relacione datos e información con los sentidos: olores, sabores, sonidos o imágenes.
** Una versión más amplia de este reportaje se publicó en El Financiero