domingo, 9 de octubre de 2011

“Mi sueño es revivir a John Lennon”: Steve Jobs



Nelly Acosta Vázquez

En tan sólo cuatro días he escuchado más de Steve Jobs que en toda mi vida. Siempre me molestó el exagerado fanatismo de los amantes de la marca. En cambio, siempre me sedujeron las anécdotas negativas: cómo exasperaba a sus empleados; cómo “maltrató” a Steve Wozniak, el cofundador de Apple y el verdadero creador de la primera Mac; y de cómo hacía hasta lo imposible por mostrarse inadaptado.

Dice Wozniak que son tres los sucesos que lo han conmovido: cuando los Beatles tocaron en el show de Ed Sullivan, la muerte de Kennedy y cuando recibió la llamada de un periodista informándole de la muerte de Steve  Jobs.  Yo he sentido un impacto similar también en tres sucesos: cuando vi en vivo y por primera vez a Pink Floyd en 1994, la caída de las Torres Gemelas en el 2001, y sí, cuando me enteré gracias a una agencia de noticias, de la muerte del creador de Apple.

En todos los casos me domina la nostalgia por una única razón: me siento parte del mito.

Sólo “vi” a Steve Jobs cuatro veces en mi vida. Nunca hablé con él. De hecho, ningún periodista mexicano lo logró–o por lo menos, hasta donde yo sé—. Tampoco logré verlo más allá de un escenario. Sin embargo, al igual que muchos que hoy le dedican unas líneas en sus blogs, siento que Jobs fue una parte importante de mi vida: profesional y personal. Después de todo, hablé de él más que de ningún otro personaje y dediqué buena parte de mis letras a encontrarle defectos que otros parecían no detectar.

En una ocasión, le preguntaron a Steve Jobs si soñaba con conseguir que Paul McCartney cerrara alguno de sus keynotes (siempre se confesó fan acérrimo de Los Beatles). Él sólo contestó: “Mi sueño es revivir a John Lenon”.

Hoy, el mío, al igual que muchos de mis colegas, es revivir a Steve Jobs para poder entrevistarle… ¡Siempre he sabido qué le preguntaría!

(La ilustración fue publicada en el sitio web de El Economista, en enero del 2011,
 para el blog que alude a una de las ausencias de Steve Jobs)

Concuerdo: no hay sustituto para Steve Jobs

Publicado el 18 de enero del 2011 en El Economista.

El texto surgió justo cuando Steve Jobs anunciara que dejaría el cargo de CEO para dedicarse enteramente al cuidado de su salud. No tardaron en llover los tweets, blogs y comentarios en toda la prensa aludiendo a un hipotético mundo sin Jobs… no sabíamos que pocos meses la profecía se convertiría en realidad, aún cuando en el fondo todos reconocían que su despedida final no estaba muy lejos…


Por Nelly Acosta Vázquez 
Sí, una opinión más a la oleada intensa sobre el tema de Steve Jobs. Sólo una advertencia: si es fan, fan, fan, pero deveras fan de este personaje, esto puede molestarle.
He visto a Steve Jobs cuatro veces en toda mi vida. No he hablado con él. No he estrechado su mano. Tampoco lo he entrevistado. La leyenda urbana dice que sólo han sido 10 periodistas, casi todos estadounidenses, los que han tenido charlas personales con él.
Pero aún así, he estado cerca de esa adrenalina casi sagrada que lo acompaña. Y es justamente “eso”, lo que no creo que nadie podrá recrear jamás. Es lo que lo ha convertido en inmortal.
Me explico.
Asistir a una conferencia de prensa en donde se sabe estará Steve Jobs es, para los periodistas, un momento bastante peculiar, por no decir, surreal.
En primer lugar, la gran mayoría de quienes reportean a Apple y son invitados a las conferencias de prensa en San Francisco, California –difícilmente Steve Jobs hace presentaciones o da charlas fuera de esta ciudad, salvo que sea en universidades—son mega fans de la empresa. No sólo fans, sino MEGA fans.
Además de que son usuarios de Apple, sienten una ferviente admiración por Jobs y se han autonombrado evangelizadores de la marca… ¡Ay de aquél que ose en criticar a Jobs o cuestionar algo que haga Apple, pues será golpeado por la indiferencia de sus colegas!
Esto explica por qué, antes de iniciar un encuentro, se sienta una “vibra” especial. Siempre me hace sentir como si estuviera a punto de entrar a un estadio, haciendo filas horas y horas, para presenciar el concierto de un artista al que he querido ver desde hace años.
Y es que en lo que se espera la indicación para entrar a la conferencia, prácticamente todos los periodistas parecen hablar de Steve Jobs (me incluyo). Todos presumen cuán expertos y conocedores son de la marca y sus productos. Y sí, “casi” todos los asistentes, cubren el evento con tecnología Apple (no siempre aplico)… ¡Ay de aquel ignorante, que llegue con una PC para enviar su nota! Recibirá la mirada castigadora de sus colegas y no se escapara de algún regaño evangelizador.
Pero esto sólo es el principio. Una vez adentro, apenas aparece Steve Jobs en el escenario, la locura se vuelve inminente. Todos los asistentes, casi sin excepción, se levantan a aplaudir. Se abrazan. Enloquecen (no me incluyo). Sólo he presenciado una adoración similar: cuando vi al Papa Juan Pablo II, en una de sus muchas visitas a la Ciudad de México.
Cualquier palabra, anuncio o gesto que haga Steve Jobs durante dicha conferencia, es ovacionado con aplausos que duran minutos laaaargos. En los encuentros de Apple no hay periodistas incómodos, en buena medida porque no suele hacer sesión de preguntas y respuestas al final de las charlas y porque la marca “escoge” quien lo cubrirá. Todo es perfecto.
¿Suena exagerado? Steve Jobs no sólo es una de las figuras más mediáticas de la historia. Es también uno de los CEOs con mayor influencia en el mercado.

Si por error o voluntad provocadora se le ocurriera en este momento poner en Twitter o Facebook algún comentario negativo –o quizás sólo poco adulador—acerca de Apple y Steve Jobs, comprenderá la fuerza del fan, fan, fan, pero deveras fan de Apple. “Algo” de lo que no creo podrá presumir ninguna marca.
Aclaro. Soy usuaria potencial de la marca. Y en muchos aspectos, encuentro admirable la labor de Steve Jobs. Pero sin duda, el fanatismo hacia el personaje no deja de recordarme los tiempos bíblicos cuando se hablaba de la llegada del Mesías y todos adoraban al que más se le parecía…
No imagino, como muchos, a Apple sin Steve Jobs. No creo siquiera que pudiera sobrevivir un año sin él. Y no lo creo simple y sencillamente porque los fans, fans, no tendrían ya a quien adorar.
Espero al igual que muchos, que regrese pronto al mercado y siga sacándole ampollas a todos aquellos, que también son muchos, que lo aborrecen con sinceridad.
Después de todo, Steve Jobs tiene algo que pocos pueden presumir: provocar que lo ames o lo odies, pero que nunca dejes de hablar de él… Aquí la prueba.

Steve Jobs, un tirano carismático


Publicado en la revista Expansión en septiembre del 2009 (con varias modificaciones, cortesía de la mano del editor).
Esta crónica alude a un evento que Apple realizó un célebre 09/09/09 para hacer su típica presentación de novedades. Según recuerdo, ese año sólo se incluyó en el iPod nano una cámara fotográfica. Pero nadie –o casi nadie—se detuvo a hablar demasiado de ello: el foco fue Steve Jobs.
Cuando reproduje este texto en redes sociales, recibí toda clase de comentarios ofensivos. “Cómo se atreve a hablar así de una personalidad como ésta”… “Qué falta de respeto”… “Qué vergüenza para sus padres si leyeran esto”….
Todavía hoy sigue siendo una de mis crónicas favoritas. (Considere que cifras, citas y opiniones aluden al año en que fue escrito).



Por Nelly Acosta Vázquez

Para los fans de Apple fue un momento inolvidable: 300 periodistas de todo el mundo, de pie, recibiendo a Steve Jobs con 10 minutos de aplausos. Era el 9 de septiembre del 2009. El momento, repetido en portales de internet y redes sociales, se consagró como uno de los acontecimientos del año: Jobs regresaba al mundo público después de su segunda baja médica (había recibido un transplante de hígado).

Para los expertos como Joel Comm, de Internet Marketing Tools, no fue sólo una catársis. Fue la culminación de toda una estrategia mercadológica.
“Jobs no es el más millonario de la industria. Tampoco es el más amado. Mucho menos es el más culto. Sin embargo, sí es el personaje más mediático”, dice Comm.

Hoy, nadie dudaría de esta afirmación.

NO TODOS LO AMAN

Jobs no ha logrado su popularidad por su carisma, sino por todo lo contrario. Salvo por la gente que lo idolatra –que casi en su totalidad no lo conoce en persona, y quizás nunca lo conocerá—.la gente que lo vive de cerca, asegura no soportarlo.

Una prueba de ello son las opiniones contenidas en blogs alimentados por empleados y ex empleados de Apple, como el “Mac OS Rumors”, que lo tachan con lujo de detalle, de obsesivo, bipolar, sumamente exigente y malhumorado y hasta de vegetariano compulsivo y desordenado.

Si no es suficiente, basta con dedicar unos minutos a rastrear en algún buscador anécdotas relacionadas con la gente que ha trabajado con él.  


TAMPOCO ES EL MÁS RICO

De acuerdo con el listado de millonarios de Forbes 2009, Steve Jobs registró el año pasado una fortuna personal de 3,400 MDD, lo que lo colocó como el millonario número 43 en Estados Unidos y número 178 de todo el mundo.

Esta cifra, es rebasada por muchos “gurús” del mundo de la Tecnología y el Internet:  
  •           Bill Gates (Microsoft) registró una fortuna de 40,000 MDD
  •           Lawrence Ellison (Oracle) de 22,500 MDD
  •           Michael Dell (Dell Computer) de 12,300 MDD
  •           Larry Page (Google) de 12,000 MDD
  •           Steve Ballmer (Microsoft) de 11,000 MDD
  •           Paul Allen (Microsoft) de 10,500 MDD.

NO NACIÓ CON SUERTE


Jobs no es producto de una familia de empresarios: fue adoptado.

No encubó sus ideas en un dormitorio universitario con colegas súperdotados como otras figuras del sector: nunca terminó la escuela.

Tampoco es considerado la eminencia del management empresarial: fue despedido de su propia empresa en 1985, prácticamente de una “patada”.

¿ENTONCES?

Según expertos, la verdadera cualidad de Jobs es que ¡es mortal! Es decir, todos sus fracasos, molestias y envidias lo colocan más cerca de sus fans que cualquier cualidad.

Existen algunas pruebas que lo confirman. De acuerdo con Glassdoor.com, sitio que mide la satisfacción laboral de las empresas (con la información anónima de sus empleados), Steve Jobs es el CEO que cuenta con mayor aprobación de sus empleados, con 91% de comentarios positivos, pese a que 80% de ellos asegura que no los soportan.

¿Otros?
  •           Olli-Pekka Kallasvuo, de Nokia, tiene 71%
  •           Jim Balsillie de RIM/Blackberry con 70%
  •           Steve Ballmer, de Microsoft, con 44%.
  •           En la lista de favoritos no figura Bill Gates o alguno de los más millonarios.

Y para expertos como Comm, la popularidad de Jobs también conlleva una excelente estrategia mercadológica, que en muchos casos han echado a andar los mismos fans.  

Por ejemplo:
  •           El sitio metcafe.com (que publica videos de CEOs) tiene 455 de Steve Jobs, que figuran entre los más visitados, con 865 views.
  •           Bill Gates lo supera por muy poco (tiene 456) pero ninguna otra figura llega a más de 100: Michael Dell tiene 288 y Steve Ballmer tiene 62.  
  •           Por si fuera poco, Jobs ha logrado captar a 19,620 “amigos” en Twitter.
  •           Y según el celebritytweet (ranking de celebridades que twittean) , no hay ningún CEO del sector de tecnología , salvo Jobs, que está entre los más populares.


¿FANATISMO O CARISMA?

La respuesta la determina el grado de amor o empatía que sienta con los productos de la marca, dicen algunos.

Ya lo dijera en alguna ocasión Steve Wozniak, co fundador de Apple y amigo de la adolescencia de Jobs:  "Steve sólo es un tirano carismático. Eso, es más valioso que cualquier millón de ideas”